“La memoria es individual. Nosotros estamos hechos en buena parte, de nuestra memoria. Esta memoria está hecha en buena parte, de olvido” Jorge Luis Borges
“A través de la incógnita que supone la propia identidad, estas imágenes son una invitación a adentrarse en la fotografía con el mismo asombro y desconcierto del que estamos plagados.
La fotografía es en sí misma carente de contexto, y de tiempo… estas imágenes nos sumergen en ese misterio de no saber. “Nunca sabes” es el punto de partida, pero también el punto de llegada.”
Presentación Never Know en Festival Fotografía Foco. Coruña. Noviembre 2021.
El proyecto de Never know arranca allá por el año 2015, aunque se fue gestando tiempo antes…
Cuando vuelvo a vivir a mi residencia actual (Ferrol). Aterrizando desde Francia en el 2008 en medio de una sacudida generalizada. En mi desván descubro unos paquetitos de fotos desconocidas para mí. Había fotos de mis padres de jóvenes, antes de conocerse, y de su historia previa a ser familia. Es decir que más que ser un proyecto sobre archivo de álbum de familia, empecé trabajando sobre la pre familia, la pareja, el amor. El encuentro, el desencuentro y el enigma, que subyace quizá a todas las parejas, aunque luego se conviertan en familia.
Durante el proceso de investigación fui tomando conciencia de que las fotos de mi ante familia, distaban mucho de ser documentos gráficos sobre la felicidad. No respondían al “ Sonreir ¡coño! O como vivir fotográficamente del que habla Joana Hurtado Matheu en su ensayo F(r)icciones familiares: el imaginario familiar en el cine contemporáneo.” Sin embargo si había mucho de ficciones proyectadas, fantasmas y fantasías que nunca habían sido reales.
Never Know empieza a perfilarse más como un proyecto que deja abiertas las preguntas acerca de lo que creemos saber y conocer de nuestra familia. Abre los enigmas de lo que sucede mágica o trágicamente entre dos personas que a pesar de ser nuestros padres, son también dos desconocidos ante las preguntas de nuestra propia identidad. Sobretodo cuando estamos advertidas de que a pesar de que podamos preguntarles, ellos también pueden mentirnos o contarnos otra nueva película. (La suya, la que ellos mismos se cuentan) Finalmente ante lo que no sabemos. Nos inventamos a nosotras mismas. Creamos nuestra propia ficción.
Never know de-construye todo ese material de archivo y lo re -construye en base a las faltas, los olvidos, y la incerteza. No saber es punto de partida y de llegada. Enigma. Misterio, Pregunta.
En palabras de Joana Hurtado Matheu: “ Si la familia como museo de la memoria se fragmenta, el pasado como raíz incuestionable se quebranta. Si nada es fijo, las imágenes se abren a las lecturas por venir. Lejos de una contemplación nostálgica, si el cine contemporáneo se acerca a la imagen de familia es para demostrar las infinitas posibilidades alegóricas que nos depara la imagen”.
Ya estaba preparado el terreno,para seguir indagando en el archivo, ya no estaba en el territorio de la realidad, estaba en la ficción, en el lenguaje visual al que me remitían aquellas imágenes, lo indexical, como algo que apunta hacia algún lugar sin dar respuestas.
Las imágenes que empiezo a seleccionar, una pequeña cantidad dentro del material bruto que había, tenían todas algo en común: Para mí eran imágenes que las podía haber realizado yo, al menos en aquel momento, eran más fragmentos de amnesias, pedazos de instantes donde no sucedía nada, retratos enigmáticos, escenarios inquietantes, que enlazaban muy bien con la atmósfera de mis fotografías. En ese momento sentía como si el propio álbum prefamiliar hubiera dejado una huella en mi miopía, hubiesen grabado una impronta en mi forma de mirar.
Eran las imágenes que inconscientemente habían estado ahí. Latentes. Como ahora.
Isabel García García en su ensayo la fotografía y el álbum: imágenes y objetos, lo explica muy bien: “También son definitivas las huellas dejadas por el uso dado a la foto, sea o no para el que estaba destinada… El rastro de un uso especial puede que nos conmueva y nos aporte más información que la calidad de la imagen o la composición. En todo ello reside el valor como memoria viva que tiene la fotografía familiar, apreciada como registro del pasado hacia el futuro…Aquellos usos y conceptos las conectan inevitablemente con lo sagrado, con el temor al olvido y con la muerte, presentes de una y otra forma en todas las civilizaciones.”
Continué recreando fantasmas, sombras, dejando una parte de mi imaginario colocado en el algún territorio menos invasivo que mi propio incerteza. Como dice Joan Fontcuberta en su ensayo Monumentalizar el álbum: dos casos de estudio: “ Lo espectral reside entre la vida y la muerte, entre la presencia y la ausencia, entre lo visible y lo invisible. Continua diciendo, Por eso (refiriéndose al artista) separa las fotos de sus soportes y las libera de su condena narrativa, entonces cada uno por su cuenta está en condiciones de escapar recargándose estética y semánticamente”
En este punto Never Know fue una catarsis, se convirtió en un juego de tiempos contrapuestos, más en la línea de lo cinematográfico y poético que de lo puramente documental.
Fotografías propias tomadas en otro tiempo fueron intercalándose dentro de las fotos de este álbum prefamiliar. Las fotos están intervenidas, dialogando con imágenes que desaparecen, personas sacadas fuera de su contexto original, imágenes que van perdiendo su color y su definición, como un terrón de ázucar cuando se disuelve en un vaso de agua. Olvido. Pájaros de un tiempo actual sobrevuelan la cabeza de una mujer que fue joven, alguna vez. En otro tiempo. O quizá en este, también.
Todo en un intento de recrear lo que sería un proceso mental. No recordamos el tiempo de manera lineal, si no que mezclamos, quitamos y ponemos a nuestro antojo. Muy divertido!!!
Así fue apareciendo ese espacio temporal nuevo, circular que responde y es más similar a nuestro propio proceso mental de recordar, pero también de olvidar. Porque como fotógrafa si hay algo que me obsesiona es el tiempo y la memoria. La huella de lo vivido.
Termino con unas palabras del fotógrafo Luis González Palma en sus correspondencias poéticas con Llorenç Raiz Muñoz. “ Creo que es hacia ese punto donde me gustaría dirigir mi mirada, hacia el ilusorio empeño por detener el fluir de la vida, hacia esa imposibilidad. Creo que hay mucho de qué hablar sobre esos temas, al igual que sobre lo “invisible”, lo latente, lo sensiblemente ausente”
Yo sigo intentando acercarme a todas estas cosas, crear imágenes que son tan sólo una aproximación. Nunca terminamos de decir. El arte es sólo ese acto de intento . Y seguimos intentando…
Muchas gracias por vuestra escucha.